sábado, 9 de febrero de 2013

PROLOGO DE PRINCESA MECANICA !!!!

Por fin lo tenemos y lo podemos leer!!! Que emoción!!! Así se nos hace la espera de Princesa Mecánica mas pequeña, pero aviso después de leer esto te quedaras: QUIERO LEERLO YAAAAAAAAAAAA!!
Aviso contiene MUCHOS SPOILERS de Príncipe Mecánico asi que leerlo bajo vuestra responsabilidad:
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Parte 1:
York, 1847
“Tengo miedo” dijo la pequeña niña sentada en la cama. “Abuelo, ¿Puedes quedarte conmigo?”
Aloysius Starkweather hizo un sonido impaciente en la parte posterior de su garganta mientras arrastraba una silla hasta la cabecera de la cama y se sentaba. El ruido era impaciente, pero solo en parte. Le complacía que su nieta confiara tanto en él, tanto que a menudo él era el único que podía calmarla. Su actitud áspera nunca la había molestado, a pesar de su delicada naturaleza.
“No hay nada de qué asustarse, Adele”, dijo él. “Ya verás”
Ella lo miró con enormes ojos. Normalmente la ceremonia de la primera runa se celebraba en los grandiosos salones del Instituto de York, pero por la frágil salud y los nervios de Adele, se había acordado que esta ocurriría en la seguridad de su dormitorio. Ella estaba sentada en el borde de la cama, su espalda muy recta. Su vestido ceremonial era rojo, y una cinta roja sujetaba su fino y rubio cabello. Sus ojos eran enormes en su delgado rostro, sus brazos estrechos. Todo en ella era frágil como una taza de porcelana china.
“Los Hermanos Silenciosos”, dijo ella. “¿Qué me van a hacer?”
“dame tu brazo”, dijo él, y ella le tendió confiada su brazo derecho. Él le dio la vuelta, viendo el trazo de venas azul pálido bajo la piel. “Ellos usarán sus estelas-tú sabes lo que es una estela- para dibujar una Marca sobre ti. Usualmente comienzan con la runa de la Visión, pero en tu caso será Fuerza (o fortaleza).
“Porque no soy muy fuerte”
“Para construir tu constitución”
“Como caldo de carne” Adele arrugó su nariz.
Él rió. Espero que no sea tan desagradable. Sentirás un pequeño pinchazo, deberás ser valiente y no llorar por el dolor, por que los Cazadores de Sombras no lloran cuando les duele. Después el pinchazo se irá, y te sentirás mucho mejor, y más fuerte. Y ese será el fin de la ceremonia, y bajaremos y habrá tortas heladas para celebrar”.
Adele sonó sus tacones. “¡Y una fiesta!”
“Si, una fiesta. Y regalos” Él golpeó su bolsillo, donde una pequeña caja estaba escondida- una pequeña caja envuelta en fino papel azul, que contenía un anillo familiar aún más pequeño. “Tengo un para ti justo aquí. Lo tendrás tan pronto como la ceremonia de la Marca se acabe”.
“Nunca tuve una fiesta para mí antes”
“Eso es porque te estás convirtiendo en una Cazadora de Sombras”, dijo Aloysius. “Tú sabes por qué eso es importante, ¿Cierto? Tus primeras Marcas significan que eres una Nefilim, como yo, como tu madre y tu padre. Significan que eres parte de la Clave. Parte de nuestra familia guerrera. Algo diferente, y mejor que todo lo demás”.
“Mejor que todo lo demás”, repitió ella lentamente mientras la puerta de su habitación se habría y dos Hermanos Silenciosos entraban. Aloysius vio el parpadeo de miedo en los ojos de Adele. Ella tiró hacia atrás del brazo que él sujetaba. Él frunció el seño- no le gustaba ver miedo en sus descendientes, aunque no podía negar que los Hermanos eran misteriosos y peculiares en su andar de silencioso aleteo. Se movieron en torno a la cama de Adele, mientras la puerta se abría otra vez y entraban la madre y el padre de Adele: su padre, el hijo de Aloysius en traje escarlata y su mujer en un vestido rojo que se ceñía a la cintura, con un collar de oro del cual pendía una runa enkeli (runa angelical). Le sonrieron a su hija, la cual les devolvió una sonrisa temblorosa, aún cuando los Hermanos Silenciosos la rodeaban.
Adele Lucinda Starkweater. Era la voz del primer Hermano silencioso, el Hermano Cimon. Ahora tienes la edad. Es tiempo para que la primera Marca del Ángel te sea otorgada. ¿Estás consciente del honor que se te hace, y harás todo lo que esté en tu poder para ser digna de ello?
Adele asintió obediente: “Si”
¿Y aceptas estas Marcas del Ángel, las cuales estarán en tu cuerpo para siempre, un recordatorio de todo lo que le debes al Ángel, y de tu deber sagrado con el mundo?
Ella asintió otra vez, obedientemente. El corazón de Aloysius se hinchó de orgullo. “Yo las acepto”, dijo ella.
Entonces comenzamos. Una estela fulguró, sujeta en la larga y blanca mano del Hermano Silencioso. Tomó el tembloroso brazo de Adele, posó la punta de la estela en su piel y comenzó a dibujar. 
Negras líneas se arremolinaban saliendo desde la punta de la estela. Adele miró con asombro cómo el símbolo de la Fuerza tomaba forma sobre la pálida piel del interior de su brazo, un delicado diseño de líneas que se cruzan entre sí, atravesando sus venas, envolviendo su brazo. Su cuerpo estaba tenso, sus pequeños dientes se hundieron en su labio inferior. Sus ojos destellaron mirando a Aloysius, quién comenzó a darse cuenta de lo que veía en ellos.
Dolor. Era normal sentir un poco de dolor cuando se te otorgaba una Marca, pero lo que él vio en los ojos de Adele- era agonía.
Aloysius se enderezó, tirando la silla en la cual había estado sentado lejos de él . “¡Alto!” ,grito, pero ya era demasiado tarde. La Runa estaba completa. El Hermano Silencioso se retiró, mirando. Había sangre en la estela. Adele estaba lloriqueando, consciente de la advertencia de su abuelo de que no debía llorar, pero luego su sangrienta y lacerada piel comenzó a retirarse de los huesos, ennegreciendo y ardiendo bajo la runa como si fuera fuego. Y ella no pudo evitar echar la cabeza hacia atrás y comenzar a gritar y gritar.

Parte 2:
Londres 1873

-Will- Charlotte Fairchild entreabrió la puerta del cuarto de entrenamiento del instituto. – ¿Will estas ahí? Un gruñido sordo fue la única respuesta. La puerta se abrió por completo, revelando la habitación de techos altos que se encontraba al otro lado. Charlotte había crecido entrenando allí, y conocía cada recoveco de la habitación. El antiguo blanco pintado en la pared norte, las ventanas cuadradas, tan viejas que eran más gruesas en la base que en la parte superior. En el medio de la habitación estaba Will Herondale con un cuchillo en su mano derecha.

Giró la cabeza para mirar a Charlotte, y ella otra vez recordó lo extraño que él era.

A pesar de que a los doce años seguía siendo apenas un niño, era muy lindo. Tenía el cabello espeso y oscuro, el cual se ondeaba ligeramente dónde tocaba su nuca -se encontraba cubierto de sudor y pegado a su frente- su piel había sido bronceada por el sol y el aire campestre, en su primera llegada al Instituto. Aunque seis meses viviendo en la ciudad habían bastado para quitarle su color, causando ese destacado rubor en sus pómulos. Sus ojos eran de un inusual y luminoso azul. Hubiera sido un hombre realmente atractivo si pudiera hacer algo con respecto al ceño que constantemente retorcía su semblante.

-¿Qué pasa, Charlotte?- Espetó. Todavía hablaba con un suave acento Galés. Un problema en sus vocales que podría haber sido encantador si su pronunciación no hubiera sido tan agria. Se refregó el antebrazo sobre su frente a la vez que ella caminaba a través de la puerta, luego se detuvo.

-Te he estado buscando por horas- Dijo ella con aspereza, ya que eso tenía un pequeño efecto sobre Will y nada tenía efecto sobre él cuando estaba malhumorado. Y siempre lo estaba. -¿No recuerdas que ayer te dije que hoy le íbamos a dar la bienvenida a un nueva persona en el instituto?

-Oh, lo recuerdo- Will revoleó el cuchillo y este se clavó justo afuera del blanco. Frunció el ceño. –Pero no me interesa.

El chico detrás de Charlotte lanzó un sonido ahogado. Una risa, pensó ella. Pero ¿cómo podía estar riendo? Había sido advertida que el chico que llegó al Instituto desde Shangai no estaba bien. Pero se exaltó cuando él bajó del carruaje pálido y balanceándose como una hoja en el viento. Su oscuro cabello rizado, moteado con canas plateadas hacían que pareciera un hombre entrando a sus ochentas y no un niño de doce años. Sus ojos eran grandes, de un color negruzco y plateado al mismo tiempo.

Era algo extrañamente hermoso atrapado en un rostro tan delicado.

-Will, se educado- Dijo, atrayendo al chico nuevo hacia ella y adentrándolo en la habitación. –No te preocupes por Will, él es solo tímido. Will Herondale, te presento a James Carstairs del Instituto de Shangai.

-Jem- Dijo el chico. –Todos me llaman Jem- Dio otro paso hacia la habitación, su mirada mantenida en Will con una amistosa curiosidad. Para sorpresa de Charlotte, su voz no mostró ningún rastro de acento. Pero por supuesto, si su padre era –había sido- británico. –Tú también puedes.

-Bueno, si todos te llaman de esa manera, no es un ningún favor especial para mi ¿o si?- El tono que empleó Will era ácido para alguien tan joven. Era increíblemente capaz de ser desagradable. –Creo que debes entender, James Carstairs, que si te metes en tus asuntos y me dejas solo será lo mejor para ambos.

Charlotte suspiró para sus adentros. Tenía la esperanza de que este chico con la misma edad de Will lograra desarmar su ira y crueldad. Pero estaba claro que a Will no le interesaba si otro chico cazador de sombras llegaba al Instituto. Él no quería amigos.

Ella miró a Jem, esperando verlo sorprendido o dolido, pero solamente estaba sonriendo un poco, como si Will fuera un gatito que hubiera intentado morderlo.

-No he entrenado desde que dejé Shangai- Dijo Jem. –Podría usar a un compañero, alguien con quien entrenar.

-Yo también podría- Comentó Will. –Pero necesitaría a alguien que me soportara. No una criatura enferma que parece estar feliz frente a la tumba. Aunque supongo que debes servir para tiro al blanco.

Charlotte, sabiendo lo que le había hecho a Jem Carstairs –hecho que no compartía con Will- sintió una horrible culpabilidad. “Feliz frente a la tumba” Oh, dios mío. ¿Qué habría dicho su padre? Que Jem dependía de una droga para vivir, algo parecido a una medicina que alargaba su vida pero no lo salvaba de la muerte. Oh, Will.

Ella se interpuso entre los dos chicos, como si pudiera proteger a Jem de la maldad de Will, más preciso en este momento como nunca antes lo hubiera sido.

Sin embargo Jem permaneció con la expresión intacta.

-Si con “Feliz frente a la tumba” te refieres a morir, entonces si- Dijo. –Me quedan aproximadamente dos años más de vida, tres si tengo suerte. Eso me contaron. 

Incluso Will no pudo ocultar su sorpresa. Sus mejillas se sonrojaron.

-Yo…

Pero Jem había dado unos pasos hacia el blanco pintado en la pared. Cuando lo alcanzó tiró de la daga. Luego se volvió y caminó directo hacia Will, con delicadeza.

Tenían la misma altura.

-Puedes practicar tiro al blanco conmigo, si quieres- Dijo Jem con total naturalidad, como si estuvieran teniendo una charla sobre el clima. –Creo que debo estar un poco aterrado, ya que no eres un buen tirador- Giró sobre sus talones, apuntó y dejó que la daga volara. Esta se incrustó perfectamente en el centro del blanco, temblando ligeramente. –O- Murmuró Jem, volteándose para ver a Will. –Puedes dejarme enseñarte. Me considero un muy buen tirador.

Charlotte estaba impresionada. Por medio año había visto como Will alejaba a todo aquel que quisiera acercársele –tutores, su padre, su prometido Henry y hasta los dos hermanos Lightwood, con una combinación de odio y mutua crueldad-

Si no fuera porque ella fue la única persona que lo vio llorar hubiera imaginado que él jamás sería bueno con nadie. Y entonces ahí estaba mirando a Jem Carstairs, un chico tan frágil que parecía estar hecho de cristal, con la dureza de su expresión suavemente disolviéndose en una tentativa incertidumbre:

-Realmente no vas a morir- Dijo, con el más inusual tono de voz. – ¿O si?

Jem asintió.

-Eso me han dicho.

-Lo siento- Susurró Will.

-No- Dijo Jem, suavemente. Dejó su chaqueta a un lado y tomó un cuchillo de su cinturón. –No seas tan ordinario. No digas que lo sientes. Di que entrenarás conmigo.

Sostuvo el cuchillo frente a Will. Charlotte contuvo la respiración, temerosa de moverse. Se sentía como si estuviera viendo algo muy importante, aunque no sabía con exactitud qué.

Will extendió la mano y tomó el cuchillo. Sus ojos nunca dejaron de mirar el rostro de Jem. Sus dedos acariciaron los del otro muchacho cuando tomó el arma.

Fue la primera vez, pensó Charlotte, que ella lo vio tocar a otra persona con entusiasmo.

-Entrenaré contigo- Dijo él.

Ya se que es mucho :S. Pero merece la pena leerlo, ya lo vereis. 
Gracias a la pagina de facebook: FUCK YEAH cazadores de sombras por la traduccion y la aportación. 

~~Annie~~

2 comentarios:

  1. Aww...Me encanta ^^ ¿Quién será esa Adele? ¿La runa le ha afectado así porque no tiene sangre Nefilim? Y qué monos Will y Jem :) Bueno, Will tan "cruel" ya sabemos por qué... :( Pobrecillo...Y mi Jem <3...por favor, Cassandra, no lo mates.
    ¡¡Muchas gracias por la traducción :)
    By Myra

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  2. Ja ja, yo quiero que saquen el libro pronto (todavía quedan 37 dias para que salga en ingles, a saber cuanto tardan en traducirlo). Aloysius era el director del instituto de York, ese que era tan raro, así que no sé... ¿Quién será esa Adele? ¿Y por qué le hizo sangre la runa? Eso solo pasa cuando no se tiene sangre de nefilim...
    Pero, ¿por qué vuelve hacia atrás la autora? En fin, ya sabemos o por lo menos creemos que el hermano Zachariah es... ¡Espera, no lo voy a decir, no sea que vaya a reventar varios libros!
    Besos y gracias por la traducción y por poner la info Annie :)

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